El hilo de las palabras deriva hacia Rimbaud. A. expresa su convencimiento que el poeta francés, tan adorado en épocas recientes, está perdiendo con justicia su lugar en el Olimpo. Pienso en él como en una estatua de Lenin tambaleándose durante las manifestaciones que siguieron a la caída de la Unión Soviética. Súbitamente, con un ruido de terciopelo, la flor de hibisco cae y no puedo dejar de sonreír ante el simbolismo de la coincidencia.
30.9.10
Notas de Binissaida (II)
El hilo de las palabras deriva hacia Rimbaud. A. expresa su convencimiento que el poeta francés, tan adorado en épocas recientes, está perdiendo con justicia su lugar en el Olimpo. Pienso en él como en una estatua de Lenin tambaleándose durante las manifestaciones que siguieron a la caída de la Unión Soviética. Súbitamente, con un ruido de terciopelo, la flor de hibisco cae y no puedo dejar de sonreír ante el simbolismo de la coincidencia.
29.9.10
Notas de Binissaida (I)
Veureu que estan escrits en castellà perquè és la llengua amb què vaig treballar aquells dies. Els textos nous també seran en castellà per mantenir una certa coherència en aquestes notes. Les fotografies són d’Elena Fernández.
Aquest és el primer text.
La casa
Binissaida de Devant. Los azulejos blancos que dan la bienvenida a la casa no están, ni por asomo, a su altura. Sus letras azules e inelegantes no encajan con la nobleza simple del muro de piedra seca que las acoge. Y están lejos de la belleza antigua que reina en toda la finca.
La casa es grande, blanca, señorial, vieja. Se asemeja a una aristócrata que, de vuelta de todo, pase sus días leyendo junto a un ventanal y recogiendo higos mientras habla con la gente del campo. Imagino a esta ficticia dama vestida con una falda ancha y con el pelo gris recogido en un moño. También me hace pensar –la casa- en una vasija o un cántaro moldeado y cocido por un viejo alfarero.
La cal de las paredes, irregulares y rugosas, no se decide a desconcharse. Los suelos de arcilla nos hablan de viejos tejares. Las vigas de madera tienen el recuerdo de años y años de tramontana. La galería mira al mar y sus tres arcos son un ejemplo de sabiduría antigua. Maison de maître llaman los franceses a sus caserones más nobles y el término no puede expresar mejor la maestría de quien concibió este tipo de casas. Una sonrisa amarga asoma en mis labios cuando pienso en las cabezas laureadas de eximios arquitectos contemporáneos –o en las togas que visten de cum laude a cocineros endiosados- mientras los viejos artesanos permanecieron ocultos con sus plomadas y sus fogones.
Una escalera baja de la galería al jardín. Ante ella, un gran pino da sombra a una mesa rodeada de sillas. La brisa siempre refresca este lugar, donde me gusta sentarme a escribir. Mientras escribo, solo, siempre veo pasar a alguien con quien intercambiar saludos, frases, bromas. Una inscripción -SP- delata, según me cuentan, que algunas de estas sillas pertenecieron al parque del Retiro de Madrid. Queda abierta la novela sobre cómo llegaron hasta aquí.
Más allá, los antiguos establos de piedra, vacíos, me hacen pensar en el refectorio de un monasterio abandonado. Sobre sus arcadas, el guiño lúdico de una canasta de baloncesto. ¡Lo qué habría dado por una pelota con la que tirar al aro y retroceder así veinticinco años en el calendario! Pienso esto leyendo bajo una encina en el banco de piedra cercano. Leer allí, oculto, es agradable, aunque no puedo dejar de pensar que el lugar estaría mejor aprovechado por una pareja besándose en plena pulsión adolescente.
Dejando atrás estos rincones llegamos al centro del jardín, ocupado por un pozo rodeado, con elegancia, por cuatro bancos de piedra que dibujan un círculo perfecto. Tiene este jardín concepción de claustro, aunque el blanco inmaculado del conjunto le da un aire más andaluz que cisterciense. La belleza de este punto lo acerca a una perfección que resulta engañosa. Las omnipresentes hormigas señorean especialmente este lugar, atacando sin piedad al desdichado que ose sentarse en esos bancos, que resultan así estériles. Es lugar, pues, de paso y de paseo, salón de pasos perdidos de maestros y discípulos, de tutores y tutorías, de dudas y respuestas, de heridas y de vendas.
Binissaida de Devant, con su falta de ortografía, afrancesando curiosamente el catalán de esta isla inglesa, será para siempre pasado y recuerdo, lugar donde ya nunca más estaremos todos juntos. Punto de llegada fue y punto de partida será.
28.9.10
La vaga i el camí
De vegades em pregunto per què tinc aquesta tendència a ficar-me en guerres que no són les meves. De batalles ja en tinc prou i aquest no és el meu camí. El camí ja és prou pedregós, només falta que n'agafem un d'equivocat.
26.9.10
Reflexions a l'hora de fer un llit
Les diferents actituds davant d'un llit desfet no difereixen gaire de les posicions davant la vida o la governança d'un país. Al llarg del segle XX s'han fet molts invents basats en la construcció d'ordres nous. Estirar els llençols, amb tots els seus defectes, ha estat sempre un mal menor.
23.9.10
Claret Serrahima
22.9.10
Sense títol
De vegades, això ha quedat dies i setmanes abandonat sense excuses plausibles, però ara sí que n’hi ha.
Passar uns dies –quatre- allunyat del món real per aprendre i escriure, dos verbs gairebé insuperables. Gaudir del millor mestre i de companys extraordinaris. Viure en un indret de bellesa antiga. I començar –o intentar-ho- una nova etapa en l’escriptura.
Perdoneu, lectors, el to místic d’aquest text. Però és el que toca.
No sé si el que he escrit aquests dies a Binissaida és el més idoni per a aquest bloc, però en tot cas intentaré deixar per aquí algun retall d’aquesta experiència.
14.9.10
Tot sopant
- Per què el mar és salat si l'aigua dels rius que hi van a parar és dolça?
I el pare no sap què respondre.
9.9.10
La canya i el mòbil
Hi ha empleats que viuen amb el delit de disposar d’un telèfon mòbil de la seva empresa. No paren de demanar-lo. No sé si perquè ho consideren un reconeixement o un signe d’estatus. En qualsevol cas, amb el telèfon mòbil estaran sempre i en tot moment a disposició de la seva empresa. A mi em fan pensar en el nen de les canyes.